SONATA nº15 en Re mayor, op. 28, Pastoral
Allegro
Alondras. Que describís en el cielo los límites de un mapa que sólo
entiendo cuando cierro los ojos y os recuerdo en rotación como lápices
negros en la atmósfera. Venís desde el pasado y allí permanecéis
eternamente completando el más extenso signo igual que si vuestra inquieta
forma pudiera mantenerse en los efímeros espacios de la fantasía. Vuestras
almas consisten en el itinerario de sombras que os persigue por el suelo
mientras voláis a la felicidad .
Andante
Que regresáis a la primera luz de la mañana cada día cuando las ilusiones
del pecho han quedado marchitas en los ecos que nadie escucha y en el
horizonte sin dioses dibujáis el rito amargo de los arrepentimientos y caen
a las penumbras los duelos limpios de vuestras vencidas órbitas. No
acertaron a elevarse vuestras alas porque pesaba demasiado en ellas el
deseo de abarcar en un abrazo íntimo la longitud del firmamento.
Scherzo: Allegro vivace
Que os levantáis de la muerte una vez más porque estáis hechas con la
desconocida materia ágil del viento y no sabéis permanecer en la quietud
sin que las plumas os guíen de nuevo a las coronas del mundo y al
alcanzaros el pecho las decadencias se desvíen. Había un sitio de la tierra
donde el tiempo giraba y se mecía, y allí os encamináis una vez más cuando
las músicas que suenan en el fuego os invocan y en un plinto de luz hacia
la vida os lanzan.
Rondo: Allegro ma non troppo
Que sólo sois alondras cuando os miro, pero sabéis migrar hasta vosotras
mismas para volveros instrumentos de la amplitud, puentes de la memoria que
salvan los cursos del remordimiento, penínsulas de dicha en la tristeza que
corre por los cauces del rostro de los que no tienen nada, huellas que
permanecen en la transparencia cuando la juventud del paisaje estalla en
las ensenadas del amanecer y en un lugar oculto del cerebro me alumbráis
para que no me pese tanto la boca.
SONATA nº22 en Fa mayor, op. 54
In tempo d’un Menuetto
Miniaturas. Dejé en la orilla de las palabras un beso para que no se me
durmiera la boca en los umbrales, para que las distancias se me marcharan a
un único minuto que no doliera en los párpados y que la luz me atravesara
la garganta con un puro mensaje sin propósito ni origen que me trajera de
nuevo la niñez, la fantasía, el deseo de abrir las cosas, ese amor a través
del tacto que a veces recuerdan mis dedos cuando acaricio la fruta. Voy a
pedirle al cielo que no me nombre.
Allegretto
Qué hacer con el presente. Si lo que sucede es un río y todo lo que ocurre
hacia el futuro va, cómo sabremos, qué impulso detener, qué es un impulso.
Está mi boca tranquila pese al alma, y en las preposiciones del corazón se
encuentra lo que de cierto hay en nosotros mismos, lo que algo en mí desea
emprender. Soy con, soy sin, soy hacia, soy una sensación que no termina de
manifestarse por más que se pronuncia en el idioma, por más que estemos
inmersos en una misma avenida.
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