EN EL RETROVISOR
Se te dibuja dentro la alegría
de quien ha regresado de la nada,
de quien espera pronto la llamada
de que va a desordenar su biografía
y al verte así en la fotografía,
tan guapa, tan contenta, tan callada
creo que tienes la corazonada
de que mi boca te pertenecía,
de que voy a escribirte este soneto
al verte en el retrovisor del coche
camino del amor y las promesas.
No le digas a nadie este secreto:
hasta las tantas pienso cada noche
en cómo me sonríes cuando besas.
GAFAS DE SOL
En las pequeñas muertes de mirarte
girando en las bisagras
de la velocidad y la dulzura,
de las imperceptibles diferencias
entre caer y descaer
sin fin a los abismos del amor
y hablar contigo
en esa diminuta timidez
de quien se acuerda junto a la ventana
de todas las promesas nunca dichas
desde la cruel infancia,
en las pequeñas insolencias
cuando el temblor y el vértigo
de imaginar peregrinajes juntos
sin otro rumbo que ser otro
hundirse en tus fotografías
sin que lo sepa el corazón
y en ese instante último
en que la vida se detiene
y la esperanza danza
sobre la punta de las sílabas,
de pronto ver
de una manera nueva el mundo
porque no necesitas ya las lágrimas
y hay un solo silencio que es común
a las dos lenguas que se buscan
en las distancias y las cercanías
para coleccionarse en la ternura
y que no tenga ya final cada minuto
si es contigo.
Se te dibuja el cuerpo en el presente
y en los oscuros laberintos del insomnio
donde tan sólo era posible
el juego de abrazarse al fuego,
el juego de abrasarse al acercar
la masa a las preguntas
te veo nacer luego, y luego despertar
y luego desasirte y desvestirte
y en la resurección de no morir
abandonarte y olvidar
y pervertir los besos en los sexos,
y abiertos, y acoplados, y reunidos
en una misma boca
y asi: vencidos de caricias,
coleccionados de aventura
te veo imaginar cómo sería
perderse al encontrarse,
reconstruirse
bajo los imposibles firmamentos
de los que han comprendido
que para amar del todo basta una palabra
que signifique sola
todo lo nunca dicho por los hombres.
CARA A CARA
Eres cuanto seré y cuanto he sido,
lo que no supe ser, lo que quería,
las ganas de soñar en pleno día,
eres lo que recuerdo cuando olvido,
eres memoria y tiempo, eres latido:
ese que ante la muerte no moría,
o ese que tras morir aún latía,
eres silencio en medio del sonido.
Eres la pulpa, la sonrisa, el roce,
la sílaba de piel donde disfruto
mientras te beso cuando estás dormida.
Eres la salvación, el mundo, el goce,
la dicha sin final, el absoluto
que busco por las calles de la vida.
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