POESÍA 
  CON ESA MISMA ESPALDA - TAN CALLANDO - LIBRO DEL REY ANIEL - LOS OTROS MUNDOS  
LOS VERSOS INÚTILES - INSUBORDINACIÓN DE LA HERMOSURA - COLONIZADO CORAZÓN
PALABRAS A LA MÚSICA - PORQUE PRESIENTO - LA MIRADA EN EL AGUA
EL SENTIDO DE LO QUE NO SUCEDE - LA LUZ COMPLETA - EL PARAÍSO DE HANDEL
QUE NADA SE OLVIDE (Antología)
 POESÍA 

Portada del libro EL PARAÍSO DE HANDEL
Dairea Ediciones
Madrid, 2023

ALEMANDA (Fragmento)


¿Por qué callaste tanto, música,
si en ti se habían de gestar todos los himnos,
las arias, las caricias, las sonatas,
la risa y la verdad y la tristeza,
los movimientos lentos de las alas de los ángeles,
las alabanzas, las chaconas,

si en los primero que pensaron al mirarte
la luz y la naturaleza,
antes de imaginar la sombra y el crepúsculo,
el alba y la penumbra
fue en levantar contigo una verdad
más honda y superior, más alta que el silencio,
más desnuda, más limpia, más humana?

Agazapada en los objetos, esperabas
una oportunidad para decirte
y resonar y sonreír y alzarte,
ser un resorte del allende, de lo más allá,
lo que no se concibe ni podría ser
que ha conseguido abrirse paso
desde la inexistencia
para actuar aquí y ahora
y regalarnos un consuelo que nos calme
del enigmático silencio
de Dios y de los mundos, un discurso
sin la necesidad de los idiomas
para decirle todo a todo y ser
el escondido mecanismo de la eternidad.


ZARABANDA

Cesó la música
y Handel levantó la vista del teclado.

No dijo nada en un principio,
igual que si la música siguiera
diciéndose a sí misma por lo dentro,
por lo despacio, por lo siempre,
por lo después y por lo alguien,
por la mañana y por el cielo: por lo ahora,
nombrándonos a todos, describiéndole
a cada uno su naufragio y su tristeza
y su caducidad y su esperanza
o su desesperanza o pauperrimidad,

igual que si, de pronto, uno comprende,
tras el amargo trance de un fracaso,
que siempre fue dichoso, que la felicidad
estuvo siempre ahí, buscando la manera
de caminar sin otro rumbo que nosotros,
acontecida de abrazarnos,
amoreciéndonos por dentro la mirada
en abismo sonoro,
por las eternas avenidas y los eternos siglos,

por esos escondidos vericuetos
que parten del Barroco
y hasta el presente llevan
ese perfume abstracto y elegante
de oboes y de violas, minuetos,
de clavicordios y pavanas,
coronaciones fastuosas, triduos,
misas y réquiems, zarabandas y tedeums.


TUMBA Y EPITAFIO (I)

Si se marchase el sol de la ventana
y amaneciese dentro de la mente
desaparecerían de repente
las sombras sin porqué de la mañana.

Si se marchó la estrella más lejana
para brillarte dentro de la frente
tú te iluminarías dulcemente
porque ya has alcanzado tu nirvana.

Si regresase Handel a la vida
y el tiempo, en su reloj, se detuviera
y fueran los sonidos la medida

veríamos el fin de otra manera
cuando el mundo querido se despida
y muera cada cual como prefiera.



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